Con Nunca olvides que te quiero finiquité junio. Lo terminé el 30 a la tarde y aunque al principio no me convencía por lo liante que puede llegar a ser, a medida que avanzaba me atrapó totalmente y al terminar puedo decir que me ha gustado bastante.
Es la historia de Madison, una niña de once años que es secuestrada por un hombre que la encierra en una habitación previamente construida para ella. Con la inocencia y ternura que caracteriza a una niña de su edad, Madie durante su cautiverio va escribiendo sus vivencias en unos cuadernos que logra que su captor le compre a regañadientes.
A la vez, la madre de Madison va escribiéndole cartas que guarda y no muestra a nadie, contándole cuánto la echan de menos ella y su padre, y recordándole que ella sabe que no está muerta aunque todos se empeñen en meterle lo contrario en la cabeza, porque ella la siente en el cuerpo y la siente viva, como sólo una madre puede sentir a un hijo.
Y al mismo tiempo que escriben madre e hija, Stanislas, el joven que era vecino de la familia de Madie y enseñaba a jugar a tenis a la niña, va narrando a tiempo real su propia vida, teniendo siempre presente a Madie (que estaba y sigue enamorada de él a pesar de los diez años de diferencia que los separa). La vida de Stan es la de cualquier joven que se va a estudiar a la capital, se enamora, rompe el corazón, se lo rompen a él, sale, va y viene y siempre acordándose de Madison y sintiéndola un poco también.
Lo cierto es que la historia me recuerda mucho a la de Natacha Kampush: el secuestro de una niña de aspecto nórdico, años de cautiverio en un zulo de la propia casa del captor, una huida años después cuando se presenta la oportunidad, vuelta al mundo real y la prensa acosándola día y noche. No sé si el libro está basado en esa historia, en la que por suerte y en la línea de la ternura que maneja, no hay abusos sexuales, pero puestos a elegir una novela de secuestros, me gustó muchísimo más La Habitación.
El libro es entretenido y si bien tiene su enganche, al principio es bastante lío, porque hay un salto de personajes y narraciones que cuesta entender y un exceso de nombres que situar. Lo que más me ha gustado ha sido el origen de la frase que da título a la novela: la madre de Madison escribía al final de todas sus cartas "Nunca olvides que te quiero. Mamá."
NUNCA OLVIDES QUE TE QUIERO
-Delphine Bertholon-
Editorial Grijalbo, año 2010
PVP. 8,95€