martes, 10 de mayo de 2011

Fragmento: Alicia en el País de las Maravillas

Alicia suspiró fastidiada.

-Creo que ustedes podrían encontrar mejor manera de matar el tiempo -dijo- que ir proponiendo adivinanzas sin solución.

-Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo -dijo el Sombrerero-, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!

-¡No sé lo que usted quiere decir! -protestó Alicia.

-¡Claro que no lo sabes! -dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de desprecio- ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo!

-Creo que no -respondió Alicia con cautela-. Pero en la clase de música tengo que marcar el tiempo con palmadas.

-¡Ah, eso lo explica todo! -dijo el Sombrerero-. El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y cerrar de ojos haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de comer!
 
(«¡Cómo me gustaría que lo fuera ahora!», se dijo la Liebre de Marzo para sí en un susurro).
 
-Sería estupendo, desde luego -admitió Alicia, pensativa-. Pero entonces todavía no tendría hambre, ¿no le parece?
 
-Quizá no tuvieras hambre al principio -dijo el Sombrerero-. Pero es que podrías hacer que siguiera siendo la una y media todo el rato que tú quisieras.
 
-¿Es esto lo que ustedes hacen con el Tiempo? -preguntó Alicia.
 
El Sombrerero movió la cabeza con pesar.

-¡Yo no! -contestó-. Nos peleamos el pasado marzo, justo antes de que ésta se volviera loca, sabes (y señaló con la cucharilla hacia la Liebre de Marzo).
 
-¿Ah, sí?- preguntó Alicia interesada.
 
-Sí. Sucedió durante el gran concierto que ofreció la Reina de Corazones, y en el que me tocó cantar a mí.
 
-¿Y que cantaste?- preguntó Alicia.
 
-Pues canté: "Brilla, brilla, ratita alada, ¿en que estás tan atareada?". Porque esa canción la conocerás, ¿no?
 
-Quizá me suene de algo, pero no estoy segura.- dijo Alicia.
 
-Tiene más estrofas -siguió el Sombrerero-. Por ejemplo:" Por sobre el Universo vas volando, con una bandeja de teteras llevando. Brilla, brilla..." Bueno -siguió contando su historia el Sombrerero-. Lo cierto es que apenas había terminado yo la primera estrofa, cuando la Reina se puso a gritar: «¡Vaya forma estúpida de matar el tiempo! ¡Que le corten la cabeza!»
 
-¡Qué barbaridad! ¡Vaya fiera! -exclamó Alicia.
 
-Y desde entonces -añadió el Sombrerero con una voz tristísima-, el Tiempo cree que quise matarlo y no quiere hacer nada por mí. Ahora son siempre las seis de la tarde. 

Alicia comprendió de repente todo lo que allí ocurría.


ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
-Lewis Carroll-

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Whoever you are, now I place my hand upon you, that you be my poem...

(Walt Whitman, 1855)