jueves, 19 de mayo de 2011

EL VALS LENTO DE LAS TORTUGAS

Quise alargar el libro todo lo posible, porque eso significaba no salir de la historia, que las páginas me siguiesen esperando, enganchándome a cada párrafo. Pero a la vez no podía soltarlo y a cada minuto libre he leído una línea, dos, un párrafo, lo que diese tiempo.

Y finalmente las tortugas han bailado el vals y no solo no me han decepcionado, sino que me quito el sombrero ante Katherine Pancol, porque me ha dejado claro lo que ya pensaba: que segundas partes casi nunca son buenas, pero si se pone mucho empeño, ilusión y ganas, puede salir algo maravilloso. Y eso ha sido este vals. 

Primero tengo que dejar claro que El vals lento de las tortugas no es obligatoriamente la segunda parte de Los ojos amarillos de los cocodrilos. El vals lento de las tortugas puede ser otro capítulo más en la vida de todos los personajes que completaron la primera novela, recibiendo a otros nuevos, algunos mejores, otros peores pero todos indispensables. 

En este caso, la sinopsis de la contraportada me ha gustado tanto como con el otro libro:

"Este libro es como una borrasca en medio de la vida...
El beso abrasador de aquel que nunca debimos besar...
Un abrazo que es refugio o muerte...
Un hombre inquietante pero encantador...
Una mujer que tiembla y espera ardientemente...
Un hombre que miente...
Una mujer que cree dirigir el baile pero que ha perdido el paso...
Dos adolescentes más enterados que los mayores...
Un hombre que juega a resucitar...
Un padre allá arriba en las estrellas...
Musitando al oído de su hija...
Un perro tan feo que nos apartamos de su lado...

Personajes que avanzan tercamente.
Como pequeñas tortugas obstinadas.
Que aprenden a bailar lentamente, lentamente.
En un mundo demasiado rápido, demasiado violento."

En esta ocasión Josephine ha avanzado pero no lo ve. Cree que sigue siendo la misma mujer que se cree poco o nada merecedora del amor de aquellos que ama: sus hijas, su madre, su hermana, el hombre del que se enamora. Pero Jo es distinta: es más fuerte, es más segura, es más capaz. Jo se ha endurecido y aun así mantiene la esencia de lo que era y lo que hace que yo personalmente la aprecie tanto: en el fondo sigue siendo una mujer que se preocupa por todo aquel que le rodea, que sólo quiere que todos los que ama se sientan cómodos y felices, que sepan que les quiere y que ella está ahí. 

Y en esa evolución tiene que lidiar con su hermana Iris, que se ha pasado toda la vida subida en un pedestal del que ha caido y no puede soportar; con su madre, una mujer totalmente amargada y con el alma podrida; con Hortense y Zoe, sus hijas una ya adulta que empieza a descubrir el mundo y la otra adolescente que conoce su primer amor; con un nuevo piso que trae consigo nuevos vecinos, algunos muy inquietantes; con un asesino en serie que intenta acabar con ella por error; con el amor que siente por un hombre que cree prohibido pero que es mutuo, a pesar de los silencios de él.

Una vez más Pancol nos pone en situaciones que podrían ocurrirnos a todos y cada uno de nosotros, salvando la excepción del caso del asesino en serie que es poco probable, todo lo demás son claros ejemplos de que la vida es cambiante, que somos nosotros los que podemos cambiar nuestras circunstancias y de que el camino puede hacerse, porque lo importante no es hacerlo rápidamente para acabar antes, sino hacerlo despacio, y hacerlo bien. Como las tortugas...

Podría seguir hablando del libro durante mucho más rato, pero sería darle vueltas a lo mismo: lo hermoso que me ha resultado el mensaje (aquí recalco que es MI opinión, el mensaje que yo he captado, algo que explico en la entrada anterior) y lo contenta que estoy de haber leído el libro en este momento.


EL VALS LENTO DE LAS TORTUGAS
-Katherine Pancol-
Editorial La Esfera de los Libros, año 2011
PVP. 21,90€


M.

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Whoever you are, now I place my hand upon you, that you be my poem...

(Walt Whitman, 1855)