Esta tarde he terminado el libro y la verdad es que aunque lo he leído con ganas, no me ha convencido... Así que esta entrada va a ser más bien corta porque no hay mucho que decir.
Cada siete olas es la continuación directa de Contra el viento del norte. Tan directa, que debería formar parte del mismo libro, no ser un segundo. Es como si al primero le hubiesen arrancado páginas y las hubiesen metido entre otras cubiertas.
Sencillamente lo que ocurre en ese libro es que la historia entre Emmi y Leo se cierra. Después de dos años y pico de idas y venidas, subidas y bajadas, por fin se llega a un final, tremendamente esperado. No hay misterio, no hay suspense. Creo que el lector sabe desde la primera página del primer libro cómo va a acabar la historia, y aunque en el primero me quedé alucinada del final inconcluso, casi lo hubiese preferido así.
Todo el libro se compone una vez más de los e-mails cruzados de los protagonistas. Hasta casi el final de la historia, no hay un avance real. El comportamiento de ambos es el del perro del hortelano, no hacen su vida, no le dejan al otro hacerla, quieren pero no quieren... Ni contigo ni sin ti.
La sensación que me ha dado ha sido que Glattauer se relajó mucho a la hora de escribir Cada siete olas. Siguió demasiado la línea de Contra el viento del norte, tanto que ocupa tres cuartos del libro y sólo en la última parte cambia el ritmo, que hasta el momento ha sido lentísimo, para de pronto ir a una velocidad exagerada y construir un final que narrativamente, parece hijo de las prisas y el apuro. Resumiéndolo todo aun más: uno puede saltarse cuatro o cinco paginas del tirón, y no se ha perdido nada.
Una pena, porque el autor es realmente bueno, tiene un estilo bonito y sabe crear historias, pero en este caso, se ha patinado mucho.
CADA SIETE OLAS
-Daniel Glattauer-
Editorial Alfaguara, año 2010
PVP. 17,50€