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martes, 31 de enero de 2012

Lecturas que ilusionan

Admiro a los escritores por dos motivos. Uno, por su capacidad de expresión; y dos, por su valor para publicar esa expresión y exponerse a la crítica más feroz: los lectores. 

Hay escritores que me han gustado mucho y allá que he ido, a devorar todo lo que hubiesen publicado. Eso me ha traído dos cosas: la decepción de ver como hay quien empieza muy bien y de pronto comienza a aburrirme; o la fascinación de ver como hay quien empieza de forma casi tímida y conforme avanza, va superándose y creando obras muy buenas e incluso imprescindibles para mi.

Y una de estas últimas personas es Marta Rivera de la Cruz. La "conocí" en el 2006, cuando publicó El tiempo entre prodigios, que leí la sinopsis en alguna web y me faltó tiempo para ir corriendo a la librería a comprarlo. Me cautivó desde la primera página, y sentí al terminar que Marta iba a ser una de esas escritoras que me iban a enganchar. Al año siguiente, publicó El inventor de historias, que no tengo argumento para explicar(me) por qué no lo he leído. Pero dos años después, llegó La importancia de las cosas, y una vez más me enamoré del la forma de escribir de Marta, de los personajes y de la historia. La vida después fue publicado el año pasado y el sábado lo empecé. 

¿Qué puedo decir? Esta chica tiene un don. Esa capacidad para escribir que tienen muchos, pero con esa magia que tienen tan pocos. Consigue que el lector sea parte del libro, que las letras, la vida que se cuenta, los personajes y sus situaciones se le metan a uno por los poros y formen parte de él. Voy por la mitad de la novela, pero ya puedo decir que me está encantando, y muy decepcionante debería ser el final para que cambie de opinión... Lo cual veo poco probable, todo hay que decir.


Marta Rivera de la Cruz
(Imágen: diariosigloxxi.com)


jueves, 24 de noviembre de 2011

"No te saltes las señales. Elige vivir."

Una de las cosas que más me repugnan y avergüenzan en la vida es el maltrato. Me impresiona que haya hombres tan asquerosos y cobardes como para pegar o anular a una mujer; hombres y mujeres a los que no les tiembla la mano a la hora de pegar a un niño; hombres, mujeres, adolescentes o niños que no se lo piensan dos veces a la hora de pegar o abandonar a una animal. La violencia en general, gratuita, esa que te rebaja, esa que sólo se aplica cuando el otro es más débil, esa que tan poco se denuncia para todas las víctimas que hay. 


Esta entrada la dedico a las víctimas de la violencia de género, esas mujeres que han existido siempre pero han pasado demasiado tiempo a la sombra y en el olvido, y aunque siguen siendo demasiadas, por suerte, a día de hoy, cada vez son más voces de las que se atreven a denunciar el maltrato.



Si bien es cierto que la mayor parte de la violencia que "vemos" es la física, no es menos grave esa que no se ve y queda a la sombra: la psicológica. Tan violenta, tan peligrosa y tan dolorosa como la física, esa que no se ve llegar, apenas perceptible. Tan asquerosa una como la otra: una porque te puede matar de un golpe, la otra porque te puede matar lentamente.


Mañana, 25 de noviembre, es el día internacional contra la violencia de género. Aunque no hable más del tema porque el blog no trata sobre esto, y esta entrada sea la primera que hago sobre ese tema, lo tengo especialmente presente y me uno al grito que defiende el derecho y obligación que tenemos TODOS de hacer que esas voces se escuchen.

CONTRA EL MALTRATADOR, 
TOLERANCIA CERO.
Porque ningún hombre es más que nosotras.


No hay ninguna, absolutamente ninguna excusa que justifique los golpes, las humillaciones, los desprecios ni los insultos, porque nada coarta que se anule a alguien como persona. Y porque las mujeres no son las únicas víctimas: los niños, como espectadores, sufren lo mismo que sus madres.


Teléfono de atención a las víctimas de malos tratos por la violencia de género 
016


Ni una más.

"...malo, malo, malo, no se daña a quien se quiere..."
MALO
-Bebe-

lunes, 22 de agosto de 2011

Joseph Merrick

Pocas personas me han impresionado muy positivamente en la vida. No es magnificencia, supongo que sencillamente es cuestión de gustos y prioridades.

Hay personas que luchan por los demás. Líderes políticos que aseguran querer un mundo mejor, religiosos y religiosas que dan su vida por la causa, para los demás y en nombre del supremo, mujeres que luchan por los derechos del género femenino... Están los que intentaron erradicar la esclavitud, los que meten una margarita en el cañón de una pistola, los que escriben letras de canciones que luego darán la vuelta al mundo y nunca dejarán de oírse. Están los que pelean por los derechos de los niños, por los de las mujeres, por los homosexuales, por los de los nativos de ciertas selvas; están los que ponen voz a los sin voz, los que gritan por un presente y futuro mejor, los que defienden los derechos de los animales.

Y aplaudo a todas esas personas que de mejor o peor manera, intentan hacer algo por alguien. No importa si estamos de acuerdo o no con sus ideas, para gustos los colores... Mientras los débiles obtengan beneficio de la protección de quien se la ofrece, me quito el sombrero. 

Pero hay personas que no destacan por sus labores solidarias, humanitarias o políticas y sin embargo, creo que son los grandes olvidados, esas personas que han hecho del mundo no un lugar mejor pero sí un lugar más humano. Hablo de aquellas personas cuya presencia embellece el aire que respiramos y que conocer su historia debería ser motivo más que suficiente para irnos a dormir con una sonrisa, por el placer de haberlos conocido, por el placer de saber de alguien tan maravilloso.

Joseph Merrick es uno de esos olvidados, o tal vez de "mis" olvidados, porque es mi propia fascinación y mi propia gratitud las que siento por saber de él. Hablar de él es tan sencillo como complicado. 

La primera vez que supe de él, pensé que era uno más en la rama cruel de la naturaleza, un ser humano más que tuvo la desgracia de caer en el circo de los horrores, en otra carpa ambulante como La parada de los Monstruos. Pero Joseph fue mucho más que eso. Sobrevivió a maltratos, vejaciones, palizas, humillaciones, insultos, y todo lo que el ser humano es capaz de hacer a alguien que considera diferente y como decían entonces, retrasado. Si bien esa actitud no ha cambiado mucho desde 1862 (fecha de nacimiento de Joseph) hasta la actualidad, creo que sobrevivir no solo físicamente, sino mentalmente a la ignorancia y bestialidad de aquella época tiene mucho más mérito que hacerlo hoy en día.

La desgracia de Joseph no tenía nombre en aquellos años. Él estaba convencido de que su inmensa deformidad física era fruto de un accidente que tuvo su madre estando embarazada de él: un elefante la arrolló y él nació así. Hoy se sabe que el mal que le aquejaba era el Síndrome de Proteus

Para la sociedad londinense de entonces, Joseph era un monstruo no apto para las personalidades más sensibles. Una atracción de feria, un ser abobinable. Por fortuna se cruzó en su camino sir Frederick Treves, un médico que consiguió no solo una calidad de vida mejor para Joseph, sino ayudarle a construir una vida con toda la dignidad y respeto que creía perdidos. 

Joseph, además, no solo resulto no ser analfabeto: era un experto lector y tenía un lenguaje verbal totalmente normal, pero tenía miedo de usarlo. Descubrieron también que tenía un maravilloso don para los trabajos manuales y la escritura, y era poseedor de una gran inteligencia y educación y una inmensa sensibilidad. Lo más sorprendente del hombre es que después de todo lo que vivió, estaba totalmente desprovisto de rencor: todo él era sencillamente humildad, generosidad y deseo de ser querido.

Como digo, Joseph Merrick es una persona positiva para mi. Es alguien que me gusta, que me motiva profundamente, que me alegra que haya existido y me hace creer que aunque sean pocas personas, existen aquellos que nacen y se mantienen limpios, desprovistos de maldad y embellecen el mundo. No hizo nada excepcional, Joseph se dedicó a ser, a sobrevivir y salir adelante, y eso me parece más que suficiente. 

Para conocerle, creo que lo mejor es leer un poco más sobre él, conocer su historia completa. Habrá quien piense que hay cosas mejores en que pensar. Preocupaciones mayores. Habrá quién no llegue ni a la tercera línea, quien sienta repulsión al ver su foto. Habrá quien como yo, encuentre en Joseph una Persona, con mayusculas, un ser humano imperfectamente perfecto. Habrá quién busque la película y aplauda a John Hurt y Anthony Hopkins por su magnífica interpretación en El Hombre Elefante.

Sea cual sea vuestra reacción, si habéis llegado hasta aquí, me parece que ya sois un poco más afortunados por saber que Joseph Merrick existió.



Es cierto que mi forma es muy extraña,
pero culparme por ello es culpar a Dios;
si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo
procuraría no fallar en complacerte.
Si yo pudiese alcanzar de polo a polo
o abarcar el océano con mis brazos,
pediría que se me midiese por mi alma,

porque la verdadera medida del hombre es su mente.

Poema escrito por Joseph Merrick

domingo, 14 de agosto de 2011

El dolor

Mi Limón y yo somos distintas. Nuestra manera de actuar, de relacionarnos, de hacer frente a la vida, es distinta. Tenemos gustos diferentes, necesidades y e ilusiones distintas, planes de futuro sin nada que ver. Pero lo que nos unió, entre tanta diferencia, fue que cuando sentimos, sentimos de la misma forma. La similitud a la hora de reaccionar en el terreno del sentimiento es enorme, tanto la forma de caer como la de levantarnos nos hace entendernos sin necesidad de mucha información; como si un mecanismo interno dotado de una grandiosa empatía nos hiciese entender y comprender a la otra, y por ende, ser una de las personas más adecuadas para tender la mano.

Cuando me ha hecho falta, ella ha estado ahí. Mi Limón es la típica chica culo inquieto, que no para, que siempre tiene algo que hacer, algo que estudiar o algún sitio donde ir. Pero siempre ha estado al otro lado de la pantalla, del teléfono o del papel cuando lo he necesitado. A mi con ella me pasa algo igual: si necesita algo, ella sabe que estoy ahí. Es para mi como comer chocolate: siempre me apetece, siempre tengo ganas, siempre me parece una buena idea. Me gusta de nosotras que podemos pasarnos meses sin cruzar palabra y sin embargo, cuando volvemos a hacerlo, es como si ese tiempo silencioso no hubiese existido. Los silencios no son problema, ninguna lo tomamos como una dejadez. Aplicamos la frase que dice que no toda distancia es ausencia ni todo silencio es olvido.

Ahora ha reaparecido ella. Y me dice que alguien le ha hecho daño. "¿Sabes cuando quien te hace daño es esa persona de la que nunca lo hubieses esperado?"

Lo sé perfectamente. Si bien es cierto que todos no sentimos igual y el mismo sentimiento metido en dos personas distintas se torna diferente por sus formas de ser y existir, vuelvo a nuestra similitud y empatía, y a mi propia experiencia. El dolor es el dolor, no hay otra forma de verlo, pero si cuando llega lo hace en manos de una persona de la que jamás lo hubieses esperado, se vuelve mucho peor. 

Cuando ves venir el dolor, no es que duela menos, es que tú tienes tiempo de preparar tus defensas. Puedes crear una coraza, hacer uso de todas tus defensas para que el golpe  y la herida sean menores, para que sanen más rápido. También te da tiempo a reaccionar mejor para con la persona responsable de ese dolor, puedes en cierto modo saber si es algo premeditado o ha sido algo desafortunado, si esa persona te quería mal o sencillamente no ha sido su intención a pesar de quererte.

Pero cuando no lo ves venir, es horrible. Cuando el dolor llega de repente de manos de alguien a quien quieres, se agrava. Todo es peor, más oscuro, más triste. Aquí entra a juego la incertidumbre, la duda, la búsqueda de respuestas cuando no las hay, el hecho de que no has preparado la coraza, el escudo y la defensa y la herida es mayor y tardará mucho más en sanar. Está también el sentimiento de traición, de humillación y de vergüenza, la desconfianza que se instala en tu vida y la idea de que por mucha ropa que te pongas, no vas a estar a salvo de más golpes. Te vuelves vulnerable, te encoges, te sientes perdido. Buscas en interruptor de la luz, pero no lo encuentras, porque nunca se te ocurrió pensar que la luz podría apagarse y por tanto no te esforzaste en memorizar su lugar.

Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte, aunque yo diga muchas veces que lo que no te mata hace que quieras morirte. Pero en realidad, el dicho es totalmente cierto. Depende de la fortaleza personal de una persona que salga adelante más rápido o más despacio, con o sin ayuda, pero puede salir. Mi Limón tiene una fortaleza personal enorme, me lo ha demostrado varias veces, y una capacidad de salir adelante que me hace estar orgullosa de ella. Y aun así me duele saber como está ahora, y me duele no poder quitarle el dolor de encima como si fuese un jersey, quitárselo, tirarlo, quemarlo y hacerlo desaparecer. Evitarselo a toda costa.

Estamos constantemente expuestos al dolor. Nuestra familia puede hacernos daño con un gesto o un comentario, un amigo puede hacer lo mismo aunque no sea su intención, al tener pareja nos exponemos a días en los que acabas con la lágrima asomando, en el trabajo nadie se libra de algún roce con compañeros o superiores. La posibilidad de llevarte un mal rato está todos los días flotando en el aire, supongo que es parte de lo que nos hace ser personas, la posibilidad de sentir, aunque sea dolor.

No tengo consuelo para Mi Limón, no tengo en las manos nada que pueda aliviarle, una pastilla, una infusión milagrosa. No puedo borrar el echo de que una persona que ella quiere le haya hecho daño, no tengo la capacidad de borrar el sufrimiento de nadie, ¡ojalá!


Limón...
Solo puedo decirte que no creo en la casualidad y en lo que ocurre sin motivo. De todo aprendemos algo y tú eres especialmente lista. Aprender es lo tuyo, saber, memorizar, razonar y discutir hasta la saciedad, esa eres tú. Esa parte de ti dolida, esa parte de ti mocosa, y esa persona alucinante que eres. Acuérdate siempre de Vicky y Victoria.

Ya sabes lo que dicen por ahí... ¡Si la vida te da limones, haz limonada!

Maite zaitut!


viernes, 5 de agosto de 2011

Dear anonymous!

Desde aquí quiero agradecer a Koldo al SEÑOR X por su iniciativa y bondad de buscarme el libro Signatura 400.

Quiero asegurarte que mantendré tu identidad en el anonimato (aunque todos sabemos que nadie adivinaría nunca quien eres) y aplicare la ley de Johnny Labios Sellados. 

I know you love me.

X.O.X.O

Reader Girl.

domingo, 12 de junio de 2011

Una vez leí...

...que si una saltas sobre un charco en el que se refleja la luna llena, su espíritu te lleva de inmediato con las personas que añoras. Es una leyenda china, y no sé quién es el autor. Con la cultura china uno difícilmente sabe si es todo una metáfora, si responde a alguna leyenda con base o si es sencillamente algo que cuentan para iluminar tristezas. Sea lo que sea, me pareció casi poético, y nunca se me olvidó.

...que el amor eterno dura tres meses. Hay otros más optimistas que dicen que dura exactamente siete años. Otros cuentan que el amor es eterno mientras dura. A mi me gustaría saber quién dice eso y quiénes son esos expertos en poner fecha de caducidad. ¿No tienen otra cosa mejor que hacer? 

...que las vidas no se reemplazan, se rehacen. Esto lo dijo un famoso que durante años estuvo en el punto de mira de la prensa rosa, tiempo después de su divorcio. Lo escuché una noche de insomnio mientras hacía zapping, y me pareció una frase buenísima. 

...que Frida Kahlo pintaba para aliviar el dolor. Eso me recuerda que también leí una frase que decía "el arte es una forma de sublimar carencias, y todo artista, por definición, es un neurótico.". Yo me pregunto qué sería del mundo sin esos neuróticos, y qué sería de esos neuróticos sin el arte...

...que al día te cruzas exactamente con seis personas con las que podrías mantener relaciones sexuales. No se refiere a flechazos, sino a un impulso que responde únicamente al instinto. Y me resultó tan curioso como el amor con caducidad ¿quién ha hecho ese estudio? ¿Y qué aporta saber eso?

...que existe la verdad de una historia y la verdad de lo que una persona recuerda. Aunque partiendo de que la verdad absoluta no existe y cada uno tiene la suya ¿dónde está esa verdad?

...que lo que más deseamos ocultar de nosotros mismos, es lo primero que sin darnos cuenta mostramos a los demás. Aunque curiosamente, Jean Giraudox hizo popular esa frase aplicándola únicamente a la mujer. No sé si tomármelo como un gesto de pura ignorancia masculina o de fascinación femenina. Sea como sea, y hablando tanto de hombres como mujeres, creo que es cierto.

...que hay que desconfiar de las personas que siempre sonríen. Aquí solo voy a añadir lo que dicen en Yoigo: verdad verdadera.




Es curioso como de tanto leer, a veces llego a apuntar auténticos parrafones que me marcan y luego tengo que echar mano de la agenda para recordarlos, pero otras frases que solo las leo una vez de pasada se me quedan grabadas a fuego...

miércoles, 8 de junio de 2011

Yo ya lo sabía...

Ayer escuché parte de una conversación. Una mujer le preguntó a un hombre:

-¿Y habéis llegado a alguna conclusión?

Y él dijo:

-Siempre se llega a conclusiones.


(Ow yeah!!)

Y ya está. No hay ninguna revelación universal en ese trozo que escuché pero a mi me dio por pensar.


Yo estoy convencida de que hay personas que nacen con conclusiones. Algunos no, algunos somos menos afortunados y tenemos que rompernos la cabeza para llegar a sacarlas, sobre todo cuando nos esforzamos en que estas sean lo más cercanas posibles a la realidad, y eso contando con que las conclusiones son objetivas. Pero como digo, estoy segura de que algunas personas nacen ya con las conclusiones en el cuerpo, como los óvulos en el caso de las mujeres: los sujetos en cuestión nacen con ellas dentro y las van "expulsando" a lo largo de su vida, sin mucho esfuerzo. Vamos, que las van desbloqueando al estilo Mario Bross: si llegas al final de la pantalla y bajas la banderita ¡tachannnnnnnnnnnn! ¡Pasas a la siguiente partida! (Y si no, no pasa nada, que para eso Nintendo creó esas moneditas que flotan en el aire para dar saltos y acumular vidas sin retroceder).


Y la verdad es que eso me fascina y me repatea a partes iguales. Porque claro, yo llego a una conclusión y estoy contenta, ¡¡que he descubierto América!! Y entonces llega uno de esos sujetos, un Mario Bross, y me suelta: "¿Y ahora te enteras de eso? Eso lo tenías que haber sabido hace mucho...". Y tienes suerte si no añade: "Como yo".

Ahí le tiraba un zapato a la cabeza que le quitaba dos vidas. 

Hay momentos en los que cruzarte con esas personas no te afecta para nada, les escuchas, les dejas hablar y luego les mandas a paseo en su Yoshi. Pero otras veces te pueden hundir en la mierda y es entonces cuando lo mejor es tenerlos lo más lejos posible. O eso, o no contarles tus conclusiones. Y yo he decidido mantener las mías (casi) en estricto secreto, porque visto lo visto...

Lo cierto es que uno nunca sabe dónde se le va a aparecer un Mario Bross o una Princesa Peach (excepto en un salón manga) pero son sujetos fácilmente identificables. Si empiezas a contar algo y te escuchan atentamente sin hacer preguntas, mirándote fijamente y con expresión de interés... ¡Malo! Porque están esperando que te calles para soltar el hachazo, ahí tenemos a un probable Mario/Peach en potencia.  

Hay quien te lo pone aun más fácil y cuando aun no has terminado de contar la anécdota que te va a llevar a explicar tu conclusión, va y te suelta "Vale, ¿y a qué conclusión has llegado?". Danger!! Estos ya no solo te sueltan la frasecita, sino que encima te la re-argumentan aplastando tus argumentos y soltándote algunos que les salen de las tripas. Total que se quedan más agusto que el pipas y tú te vas a tu casa destrozado porque no has descubierto ni América ni Villabotijo del Cencerro, y sobre todo, te vas cagándote en Nintendo.


Y hablo de conclusiones porque de tanto leer, no puedo evitar sacarlas a destajo. Yo tengo conclusiones apuntadas en cuadernos, en libretas, en post it, en papeles que luego me voy encontrando por todas partes. ¡Y me gusta hablar de ellas! Porque si leer es lo que más me gusta y encima entre las páginas encuentro revelaciones, pues me pasa como a Jesucristo: que tengo que compartir el mensaje. Y encontrarte con un espécimen de esos, como que te fastidia bastante el momentazo.


Así que la conclusión de todo esto es que porculeros y porculeras hay en todas partes, y si lee esto alguno de esos Marios o Peach, que vengan a decir "Yo ya lo sabía".