Cuando supe que Daniel Glattauer tenía libro nuevo, dije "lo tengo que leer, sí o sí".
Me encantó con La huella de un beso, disfruté igualmente con Contra el viento del norte y sufrí cierta decepción con Cada siete olas. Aun así, me gusta tanto cómo escribe, que me tiré de cabeza al libro sin mirar a fondo la sinopsis y sabiendo sólo que esta vez se moja con un tema delicado: el acoso.
Judith conoce accidentalmente a Hannes en el supermercado. Unos días después, él se presenta en su pequeña y exclusiva tienda de lámparas. Hannes es arquitecto, está en su mejor momento y es el yerno con el que cualquier suegra soñaría. También los amigos de Judith quedan seducidos de inmediato. Pero ¿por qué ella no es capaz de dejarse llevar y disfrutar de su nueva situación?
Judith conoce a Hannes de una forma tonta que hace pensar que es una jugada del destino y que están precisamente predestinados: cuando el estampa su carrito del supermercado contra el pie de ella. Intercambian cuatro palabras de cortesía "Perdón / No pasa nada / Es que hay mucha gente / Sí, sí..." y cada uno se va por su lado.
Pero unos días después, Hannes aparece en la tienda de lámparas de la que Judith es propietaria. Casualmente, dice, la ha visto entrar ahí y como el también trabaja cerca, ha pensado que podían ir a tomar un café. Judith no lo tiene claro, pero ante la insistencia de Hannes, cede. Y así, un café lleva a otro, y una noche que salen a cenar, Hannes le coloca un anillo en el dedo.
La primera alarma se enciende en la cabeza de Judith, pero decide ignorarla. Hay mil excusas para el comportamiento de Hannes y tal vez, sencillamente, no solo ha encontrado un hombre que no es alérgico al compromiso sino que además está totalmente enamorado de ella y dispuesto a besar el suelo que pisa.

Y llega el día en que Judith se harta y decide dejarle. Hannes se lo toma aparentemente bien, con una sospechosa tranquilidad que no permite a Judith dormir tranquila. Y es que todo el juego no ha hecho más que empezar, porque Hannes sabe que Judith y él están destinados a estar juntos y no está dispuesto a dejarla marchar bajo ningún concepto...
A partir de ese momento las cosas se tornan peligrosas para Judith: él, que es un acosador experto, sabe cómo desestabilizarla y asustarla, cómo apartar de su lado a su familia y amigos haciendo que tomen partido por él. Sabe cómo seguirla y controlar todos sus pasos sin ser visto, cómo y cuándo hacerse notar mediante cartas y anónimos...
Judith cae en un miedo y una depresión que parece que nadie más comprende... Pero, por suerte, hay alguien dispuesto a ayudar.
Siempre tuyo es una novela que me ha dejado muy tocada. No he disfrutado la lectura porque la he pasado con un nudo en el estómago, nerviosa y asustada. Glattauer ha sabido transmitir el miedo de la persona acosada de forma excepcional, poniéndose tanto en la piel de Judith como en la obsesión de Hannes.
Aunque es una historia ficticia y en todo momento el lector sabe que está leyendo una novela y no asistiendo a algo que está pasando en el momento, la sensación es estremecedora. Todos sabemos que el acoso existe y que Judith podría ser cualquier mujer.
El libro está dividido en fases, y las fases en capítulos. Todo perfectamente organizado, en el que el paso del tiempo se comprende no solo por las fechas que aporta la propia novela, sino por lo bien sincronizado que están los capítulos. Como todos los libros de Daniel, la lectura es rápida, el lenguaje es sencillo y ágil y no falta su característica ironía.
Pero esta vez pienso que no es un libro para leer del tirón como los tres anteriores, sino que se necesita parar y descansar un poco de él, por su naturaleza dura y angustiosa.
Me ha gustado, sí y le doy un diez por la capacidad del autor para transmitir tan bien algo tan complicado como el acoso, pero creo que va a pasar un tiempo antes de volver a leer sobre el mismo tema, porque con Siempre tuyo, ya voy servida para rato...
SIEMPRE TUYO
-Daniel Glattauer-
Editorial Alfaguara, año 2012
PVP. 18,00€
Primeras páginas de la novela.