viernes, 14 de octubre de 2011

LAS RISAS DE MI HERMANO

Vi este libro anunciado en un blog y me quedé con muchas ganas de leerlo. Al saber que trata sobre una persona con discapacidad psíquica y teniendo a alguien en mi familia con ese problema, pensé que sería interesante, sobre todo porque la autora, Anne, es la hermana del enfermo y lo cuenta todo en primera persona.

Las risas de mi hermano comienza más o menos desde que Anne tiene memoria y recuerda a Philippe como un niño especial. Siente por su hermano mayor una pasión arrebatadora y lo coloca en la categoría de héroe. Hasta que empiezan a crecer y su madre le informa de que Philippe "no es normal". No es como ella, no es como los otros niños, tiene necesidad de más atención y le deja claro que ella tendrá que quererle mucho... Y cuidarlo.

Todo esto hace mella en Anne, que a partir de ahí se siente responsable de Philippe. Su madre pasa por una mala época y no es capaz de asumir que tiene un hijo discapacitado, y el padre se mantiene en un silencio que le ayuda a sobrellevar la situación. La niña va creciendo y pasando por todas las etapas, siempre en paralelo a su hermano: de la pasión de niña pasa a las verguenzas de la adolescencia, donde su hermano ya no es su héroe y ella querría uno normal, luego la confusión de los siguientes años, la rebeldía, la negación de la realidad, las peleas con sus padres para que salgan de su burbuja y enfrenten juntos lo que supone la discapacidad de Philippe.

Así Anne va contando como mientras Philippe se labraba una vida en trabajos y pisos protegidos y relacionándose con personas con su discapacidad, ella intentaba rehacer una vida que se había limitado y reducido a si misma bajo la fantasiosa idea de que Philippe era su responsabilidad absoluta.

Es un libro cortito, de unas 120 páginas, en el que se explica perfectamente lo que supone ser familiar directo de una persona con un problema psíquico. Lo que los enfermos pueden llegar a tensar la cuerda sin pretenderlo, lo que el familiar se toma como su exclusiva responsabilidad sin comprender que la vida del otro no está en sus manos, la incertidumbre, el llanto, las risas y los buenos momentos. Todo lo que puede aportar una persona como Philippe, y todo lo que puede aportar alguien tan dedicado al otro como Anne.

Para quien no conozca el tema de cerca, todo lo que se cuenta puede sonar extraño. Muchos no entenderán por qué Anne dedica su vida a su hermano, por que se responsabiliza exclusivamente de él y sacrifica incluso su vida personal para mantenerse a su lado. Yo no estoy totalmente de acuerdo con su decisión, pero habiéndome tocado de muy cerca una situación parecida, tengo claro que no se puede juzgar sin comprender la magnitud de la dependencia de estas personas, y más teniendo en cuenta que cada persona es un mundo y cada familia un universo.

Es una lectura interesante, ligera, de esas que todos tendríamos que leer alguna vez en la vida.


LAS RISAS DE MI HERMANO
-Anne Icart-
Ediciones Maeva, año 2011
PVP. 14,50€


Fragmentos del libro...

"Pero ahí empieza. Cuando tus alas se rompen. Y mis sueños con ellas. Tengo visiones apocalípticas de la tierra que explota. Y de la nada. Y todo desaparece para siempre entre las llamas y el caos. Nadie ve nada. Me lo guardo todo para mí. Bien oculto. Y voy a tratar de ser muy afectuosa. No dejo de quererte, al contrario. 
Pero ya no es como antes."
(Anne de niña, al recibir la noticia)


"Normal. Normal. Normal. Discapacitado. 
Nadie sabe hasta que punto estoy atada a ti. Ni siquiera yo. 
Voy a tener montones de novios, montones y montones. No sólo se pueden tener hermanos en la vida. No conseguiré conservar ninguno más de tres meses. Mi escudo es super eficaz y no dudo en blandirlo. Que al menos me sirvas para algo. Nadie me obliga a comprometerme. Ya voy servida de decepciones."
(Anne, entrando en la edad adulta)

1 comentario:

  1. Ya tenía ganas de leer este libro pero con tu reseña me han entrado muchas más, intentaré conseguirlo porque son historias que merece la pena leer
    un beso!

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Whoever you are, now I place my hand upon you, that you be my poem...

(Walt Whitman, 1855)