martes, 1 de febrero de 2011

UN ÁRBOL CRECE EN BROOKLYN

Una tarde de agosto, hace dos años, me acerqué al centro comercial a hacer unas compras y antes de irme me di un paseo por la sección de librería. Lo cierto es que no iba con idea de comprar ningún libro, pero ví la portada de Un arbol crece en Brooklyn y al leer la sinopsis, tuve un arrebato de ternura hacia Francie Nolan, la niña protagonista. Así que se vino a casa conmigo.

El libro se sitúa en el Brooklyn de 1920, contando la vida de la pequeña Francie, hija de inmigrantes que llegan a América desde Irlanda buscando una vida mejor, las penurias que viven por un padre de carácter dulce y bondadoso pero muy débil de espíritu al que la vida le ha hecho tener que olvidarse de su sueño de ser cantante y se ha refugiado en el alcohol, y una madre que constituye el soporte de toda la familia. 

Francie se niega a ser una niña ignorante, y ávida de conocimientos lee y aprende de todo lo que le rodea, de su peculiar familia, de sus vecinos, amigos y las circunstancias de una época y un barrio en el que el hambre, la pobreza y la ignorancia constituyen el pan de de cada día.

Empecé a leer el libro con ganas pero a medida que avanzaba, empezó a parecerme lento. La historia está narrada con la mayor ternura del mundo, con escenas perfectamente imaginables que me llevó a sentirme como una más en la familia Nolan, pudiendo sentir casi la pena del padre, el dolor de la madre y la fuerza de voluntad de Francie. Aunque hubo un gran trozo del libro en el que tuve la sensación de que por más que pasaba lás páginas no terminaba de ocurrir nada, y después de creer que el libro iba a decepcionarme, debo reconocer que lloré con él y que al final me pareció un libro estupendo, al que ni le sobra ni le falta nada.

Desconozco, como siempre, cual fue la intención de la autora al escribir el libro, pero si por un momento quiso llevar al lector al Brooklyn de 1920 y hacerle sentir como se sintieron entonces tantas personas en busca de una vida mejor, conmigo lo consiguió.



UN ÁRBOL CRECE EN BROOKLYN
-Betty Smith-
Editorial Lumen, edición 2008
Año 1943


M.

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Whoever you are, now I place my hand upon you, that you be my poem...

(Walt Whitman, 1855)