viernes, 24 de junio de 2011

Fragmento: Ella, que todo lo tuvo

De pronto, de las sombras surgió una lumbre, una serpiente esfumada, y, detrás, un hombre ceniciento y deshilachado, de cabellos muertos y ojos vivos, le pidió una moneda a cambio de una rosa marchita. 

Tiró su cigarrillo al suelo y un polvillo de fuego se desprendió creando una arco rojo. Mientras le entregaba la flor, el desconocido la miró fijamente.


-Señora... - le dijo -, se le nota en los ojos una inmensa cicatriz.


Ella lo miró interrogante y, sin saber por qué, le contestó.


-Es lo único que me queda.

-Pero aún no ha sanado, le supura. Póngale un parche, que por ese agujero se le puede escapar la vida... y créame, quedarse sin vida y viva es lo peor que le puede suceder.




ELLA, QUE TODO LO TUVO
-Ángela Becerra-

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Whoever you are, now I place my hand upon you, that you be my poem...

(Walt Whitman, 1855)